jueves, 14 de abril de 2011

EL

El hablaba en broma de lo serio; y en serio de sus bromas, hacia juegos de las palabras y eso me apasionaba, tocaba la envoltura de mi santificación y disipaba el granito de la muralla donde había sepultado las amapolas. Me enamore de su risa. No había placer más grande que arder unidos como bosque y enramada, diciendo todo….sin decir nada.

Su sonido era la noche tibia, la oscuridad total, el descanso de la luna. Mis murmullos, los grillos que llamaban a sus fantasías. Al igual que los quetzales enseñan sus plumas con gallardía, mostrando sus mejores colores para conquistar, me deslumbraba con su voz y con su ingenio. Se erizaban los anhelos y me deshacía como arena con el viento. El deseo llovió sobre mí al contacto de la caricia esbozada. Me lleno como un pan anula el hambre.


Era un hombre seductor, entregado al placer del amor, por el placer mismo. Hacia alborotos por todo y con la sensación de cálida serenidad, me enloquecía.


Hasta que llego la noche de no dejar pendiente nada de lo que se había prometido en mil juegos.


Los cedros que rodeaban su casa contrastaban con el impecable césped. En la laguna los patos blancos, negros, se mezclaban. Me duche con mil estrellas, me cubrí de rosas, hierbabuena, claveles, nardos. Era parte de los colores de las flores, el aroma de los arboles, la permanencia solar. Jardinera habilidosa, continuación de la Señora Naturaleza.


Mi señor del cielo se entreabría enseñando la hilera de dientes un poco disparejos, tan blancos y afilados, era un mosaico, un vitral, una ola de pasión. Sabía perfectamente, como si fuera navegante, del mapa femenino y en el andaba de un lado a otro. Conocía del tiempo que este necesitaba y me conducía por esos laberintos a todos los caminos del placer, para que gozara una y otra vez. Se solazaba al percibir mi voz llena de sonrisas. Sabia de mi rendición sin condiciones. Al final, cuando me encontraba extenuada me acompaño en ese viaje húmedo, eternamente humano y vulnerable. Navegamos y llegamos a destiempo “intemporal” al mismo Puerto. Se reunieron en mí todas las mujeres y esa legión femenina arrollaba la razón. Halle formas en la espesura de su danza. Con la boca seca, nos privamos de comer, de la fatiga.

Fuimos un gemido, un solo cuerpo, vino y sangre, tierra y cielo, grito y alma, voz y misterio.

Mis palabras eran eco de las suyas, confundiéndose sin saber cuál era la boca que decía. Era la música, yo su letra…fuimos una copla erótica, una rapsodia de vida y muerte.

A media noche bañados en abandono letal, emitíamos susurros que escoltaban las caricias, la sed de beber el agua que penetraba en la tierra. Su nombre era la nota más bella….por eso ahora no lo repito.

A la garganta acudían enrolladas palabras plateadas en lustros detenidos, en la hoja del libro de la espada, que antes en blanco, y ahora pintada de mil demandas amorosas escribimos que la totalidad del destino duerme en la parte central que no es perfecta, pero es el mejor sitio donde reposan los guerreros. Su humedad se mudaba y en el festín de ritos lentos, levantaba la furia y la calma; era como estar soñando despiertos, una ceremonia largamente esperada.

Los nueve señores de la noche nos protegieron y dormimos abrazados. Soñé que me soñaba mientras sus manos protegían mi pecho. Así amaba a aquel hombre el secreto de mi realidad, el dédalo despojado de misterios, lleno de milagros. Deshacía mis obstinaciones, vistiéndome de hilos azules cuando me decía te quiero. No había en ese segundo ni un parpadeo, su voz ronca era el fruto y la semilla. Me quitaba la vida lentamente y me restituía a ella de golpe.



Ylia Kazama



Es parte de un poema que encontre en esta pagina que me gusto....si quereis leerlo este es el enlace, pido perdor a su propietaria lo cogi sin permiso, pero creo que es muy hermoso...

http://www.yliakazama.com




HERMOSAS LECTURAS