miércoles, 22 de diciembre de 2010

Una mujer estaba sentada en un sofá, tomando té helado con su Madre.

Mientras hablaban de la vida, el matrimonio, de las responsabilidades y de
las obligaciones de la edad adulta, la madre hizo sonar los cubos de hielo en su vaso fuertemente y luego miro fijamente a su hija.

Nunca te olvides de tus hermanas le advirtió, dando vueltas a las hojas de té en el fondo de su vaso.
Ellas se volverán cada vez más importantes con el paso del tiempo.
No importa cuánto ames a tu esposo, no importa cuánto ames a los hijos que tengas, vas a necesitarlas.

Recuerda salir con ellas siempre, hacer cosas con ellas siempre.

Recuerda que cuando hablo de tus Hermanas me refiero a TODAS las mujeres... tus amigas, tus hijas, y todas las otras mujeres que estén ligadas a ti.

Las vas a necesitar. Las mujeres siempre las necesitamos.

Ella escuchó a su madre.
Mantuvo contacto con sus Hermanas y cada vez tuvo más amigas con el paso de los años.

Conforme estos fueron pasando, uno tras otro, ella fue entendiendo, gradualmente, a lo que su Madre se refería.

Conforme el tiempo y la naturaleza presentan sus cambios y sus misterios en la vida de una mujer, tus verdaderas Hermanas siempre permanecen.

Después de mis 40 años de vivir en este mundo, esto es lo que he aprendido:

El tiempo pasa.
La vida ocurre.
Las distancias separan.
Los hijos crecen.
Los trabajos van y vienen.
La pasión disminuye.
Los hombres no siempre hacen lo que se supone que deberían hacer.
El corazón se rompe.
Los padres mueren.
Los colegas olvidan los favores recibidos.
Las carreras o profesiones llegan a su fin.
PERO......... Tus Hermanas siempre están ahí, no importa cuánto tiempo y cuantas millas haya entre ustedes.
Una amiga nunca está demasiado lejos para llegar a ella cuando la necesitas.

Cuando tienes que caminar por un valle solitario y tengas que hacerlo por ti misma, las mujeres de tu vida, estarán alrededor del valle, alentándote, orando por ti, empujándote, interviniendo por ti, y esperándote con los brazos abiertos al final del camino.

Anonimo.



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HERMOSAS LECTURAS